
A las 10:00 en punto, el vapor de las maquinas inunda la estación, el tren esta dispuesto a partir para recorrer un largo camino, con destino a nada y sin destino a todo, a lo lejos el primer y ultimo pasajero mira su boleto, no marca llegada, tampoco salida, solo sabe que ese es su tren. Así emprende la marcha; lenta y agónica, es su partida, el grave y aspero tronar de su bocina retumba en las paredes altas, alborotando a unas pocas palomas de una solitaria estación central...
El viaje comienza, se abren paso los rápidos postes del alumbrado, perseguidos por pobres arboles desojados, viendo como se deja atrás a una ciudad fría, bulliciosa, alegre y también triste.
En nuestra maleta van: una chaqueta gastada, nuestros recuerdos y el tiempo, siempre va el tiempo...
A mi lado, un niño ansioso, inquieto y feliz por su viaje, me habla, pregunta y cuenta. Compartimos, nos reímos y jugamos, sin darnos cuenta llegamos a la primera estación, el niño se despide, lo veo desde mi asiento y una lágrima recorre mi mejilla, dejó su libro de cuentos, imagino que es un obsequio, lo guardo y con pena dije adiós, sin darme cuenta, silenciosamente una niña mas menos de mi edad toma el asiento que el niño dejó, me ofrece su hombro, y yo le ofrezco mi compañía, hablamos por muchas horas, me contó su historia y yo la mía, nos reímos, compartimos anecdotas, recuerdos y una taza de té, ya es de noche, me quedo dormido, tranquilo, profundo, en paz...
En la mañana abro los ojos, miro para el lado y ya no estaba, tenia un pañuelo en mi mano y una nota que decía: "Nunca es tarde".
Por un tiempo viaje solo, sin decir nada, sin reír ni llorar, simplemente nada, me di cuenta que necesitaba su compañía, de pronto el tren se detuvo, no sabia si bajarme o quedarme, miro hacia afuera y vi una antigua estación, deteriorada por el paso de los años, un reloj en el medio que marcaba las 08:45 y una boletería cerrada, era el ultimo pasajero del tren, no quedaba nadie, ni siquiera el maquinista, me paro en el umbral del vagón, pongo un pie en el anden y leo: "Estación Central".
Ahí estaba ella, esperando mi llegada...
Cuento hecho por Rodrigo Vergara
Ilustración: Daniel Carrasco
Técnica: Acuarela + lápiz tinta